Mujer y Política

Por Rosa Pilarte

Presentamos, el primer articulo escrito a éste blog por una valiosa mujer PELEDEISTA, quien solidariamente, creò el diseño de ésta pagina, por ser Rosa una experta en ésta materia ya que por su propia iniciativa se dedicò a crear importantes blogs , siendo "alternabilidad", de suma importancia para las elecciones del año 2000, luego vino "vanguardia" exclusivamente para los miembros del PLD y "paquesigaelprogreso" el cual batiò todos los records de blogs escritos.
Hoy dia 16 de marzo, felicito a Rosa Pilarte, Creadora de blogs y primera presidente de intermedio en el condado del del Bronx, PLD.
El siguiente articulo fué escrito por la compañera Rosa Pilarte el dîa 9 de marzo del 2008.


Esfuerzo: la única forma de vencer la discriminación.

Las mujeres tenemos la idea de que es necesario imponer un sistema de cuotas de representación femenina en cargos de elección pública, para incentivar la participación de las mujeres en la vida social. Este supuesto "avance", sería un paso lógico en la evolución cultural de nuestro país, después de todos los derechos adquiridos por las mujeres durante el siglo XX y que le habrían acercado a una situación de "igualdad" frente al hombre.

Efectivamente, aunque en nuestro país no existen discriminaciones legales o constitucionales que impidan a la mujer participar en política, sí existen otras situaciones de orden cultural que inhiben la postulación de mujeres a cargos de elección popular o su designación como funcionaria de confianza en el Ejecutivo.

De hecho, observamos que la presencia femenina en cargos de confianza ha aumentado. En el ámbito municipal, la participación de las mujeres también ha tendido a crecer. Al contrario, el Poder Legislativo ha sido el ámbito más resistente a la irrupción de mujeres.

Como vemos, la participación femenina en cargos públicos, si bien ha aumentado, es aún baja. Por ello, debemos preguntarnos en qué medida influyen en esta exclusión de la vida pública ciertas situaciones de orden cultural que pueden ser consideradas como discriminaciones. Como tales podemos encontrar la desconfianza en la idoneidad de la mujer para ejercer cargos de relevancia; los prejuicios respecto a sus capacidades; la concepción de incompatibilidad con el papel de la mujer en el hogar; el temor a un medio esencialmente masculino o en la convicción de que la función pública está destinada a ser ejercida por hombres.

Como es fácil notar, estas situaciones tienen un asidero profundo en la educación, en la autoestima y en la idiosincrasia de los pueblos, y de allí que a veces permanecen mucho más arraigadas de lo que podría pensarse. Por ejemplo, a muchas mujeres les es gravoso hablar de su familia o de sus hijos, y pretender que se les siga tomando en serio como profesionales.

Ante dichos aspectos de nuestra cultura, corresponde analizar si la solución consiste en establecer normas de discriminación positiva, asignando a la mujer determinado número de cargos, para superar los problemas que limitan su posibilidad de llegar a ser candidata, ser electa y desempeñar cargos públicos.

Por último, la solución a las situaciones de autoexclusión de mujer de la vida política debe abordarse desde perspectiva de largo plazo, la cual debería considerar aspectos educacionales, la formación familiar, la preparación de las mujeres en materias cívicas y una efectiva democracia interna en los partidos, que les permita ganar posiciones de acuerdo a sus méritos y un día poder postularse a cargos de elección popular.

En este contexto, debemos comprometernos con la libertad individual: la libertad de cada ciudadano, hombre o mujer, para luchar por la excelencia personal y recibir una recompensa por ello. De esa forma, la clave en los nuevos caminos hacia el poder político está dada por la capacidad y el ejercicio profesional al servicio de las correctas decisiones políticas. Pero, cualquiera sea el camino escogido, la receta del éxito será siempre la misma, para mujeres y para hombres: preparación, seriedad, compromiso, perseverancia y mucho esfuerzo.