EL 40 POR CIENTO DE LAS MUJERES PADECE INSOMNIO CINCO AÑOS DESPUÉS DE LA MENOPAUSIA Las mujeres con sueño pobre y baja eficiencia del mismo tienden a presentar más síntomas menopáusicos que las que duermen bien Ingerir comidas copiosas, alcohol y realizar ejercicio físico de forma violenta son algunos factores externos que estimulan el insomnio Madrid, 13 de febrero de 2003.- Diversos estudios epidemiológicos constatan que el insomnio es más prevalente en la mujer que en el hombre y su aparición se incrementa cuando se acerca la menopausia. "El 22% de las mujeres padece insomnio, porcentaje que se incrementa hasta el 35% cuando llega la menopausia y hasta el 40% cinco años después de esta etapa de la vida", explica el doctor Adolfo Bayo, jefe de la Unidad de Menopausia del Hospital Universitario Río Ortega de Valladolid, que participa hoy en el V Simposium Internacional de Ginecología, Endocrinología y Menopausia (SIGEM), que, organizado por el Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y la Fundación Europea Mujer y Salud, se está celebrando en el Hotel Eurobuilding de Madrid desde ayer hasta mañana, 14 de febrero. Según el doctor Santiago Palacios, presidente del comité organizador de este encuentro, "el insomnio repercute de forma muy importante en la calidad de vida de las mujeres, ya que pierden concentración en el trabajo, están más cansadas, tienen menor capacidad de respuesta, menos relación familiar y social y mayor irritabilidad, de forma que éste es uno de los primeros parámetros que hay que tener en cuenta para conocer cómo es la calidad de vida de las pacientes". Aunque la edad por sí misma es un factor que influye en la aparición de trastornos del sueño, las alteraciones orgánicas propias de la menopausia ejercen un papel importante como desencadenante. "No existe una relación causa-efecto entre menopausia e insomnio", explica el doctor Bayo, "pero la falta de estrógenos y de progesterona propia de esta etapa de la vida de la mujer produce un retraso en la conciliación del sueño y aumenta su fragmentación". El cerebro modifica las hormonas sexuales y las convierte en sustancias psicoactivas. Durante la etapa fértil, éste funciona bajo la influencia de las hormonas esteroideas, que son fundamentales en la regulación del sueño y de la vigilia, por lo que, al disminuir la producción de hormonas femeninas en el climaterio y la menopausia, los centros cerebrales que regulan el sueño echan de menos su función moduladora y empeora el sueño. En esta modulación no sólo actúan los estrógenos, sino también la progesterona, que neutraliza en parte la acción de los estrógenos y modula, con ello, el sueño y la ansiedad. No obstante, el origen del insomnio en la mujer menopáusica no se debe sólo a la falta de hormonas, sino que también puede estar relacionado con cambios psicosociales y otros trastornos psíquicos presentes en las mujeres a esta edad. Según el doctor Bayo, "cada vez hay más mujeres que padecen insomnio por estos motivos, ya que, con su incorporación al mundo laboral, se enfrenta cada vez más a una gran exigencia de horarios y dedicación que puede provocar situaciones de estrés, depresión y ansiedad que conlleven a este trastorno". Dormir mal incrementa los síntomas menopáusicos A partir de los 50 años, tanto en hombres como en mujeres, se incrementa el número de despertares nocturnos y disminuye el porcentaje de fases más profundas del sueño. "Además de lo que por sí mismo acarrea el insomnio, las mujeres con un sueño pobre y una baja eficiencia del mismo presentan más síntomas menopaúsicos que las que duermen bien", explica el doctor Bayo. "Los sofocos condicionan el insomnio nocturno, pero también ocurre que el nerviosismo, la irritabilidad y la ansiedad pueden desencadenar los sofocos y otros síntomas neurodegenerativos, aumentando, a su vez, la posibilidad de este trastorno del sueño". Tratamiento "Antes de prescribir un tratamiento farmacológico", afirma el doctor Bayo, "se debe averiguar si existe o no insomnio, ya que se puede confundir con el hecho de dormir mal. El insomnio debe reunir una serie de criterios definitorios, de forma que aparezca, por lo menos, tres veces a la semana durante un mes y ser suficientemente grave como para estar cansado durante el día, presentando irritabilidad o deterioro de la actividad diurna atribuible a la falta de sueño. Además, las personas del mismo entorno se deben dar cuenta de esta situación y achacarla al hecho de dormir mal". Una vez se ha confirmado el diagnóstico, existen dos grandes grupos de tratamientos de esta patología: los ansiolíticos y los hipnóticos. Los ansiolíticos son los más utilizados y relajan la tensión nerviosa, disminuyen el estrés y colocan al paciente en una situación de falta de estímulos externos e internos que le predispone a conciliar el sueño. "Cuando no se responde a este tratamiento, hay que recurrir a los hipnóticos o inductores del sueño, que tienen que ser prescritos por un psiquiatra", explica el doctor Bayo. Por otra parte, existen una serie de hábitos que pueden influir en la producción de trastornos en el sueño, como comidas copiosas antes de acostarse, ingerir alcohol, estimulantes o drogas o realizar ejercicio físico violento. "Otras prácticas, sin embargo", concluye este experto, "ayudan a conciliar el sueño, como realizar ejercicio físico suave o tomar una ducha caliente antes de ir a dormir". Para más información: Gabinete de Prensa V SIGEM (Rosa María García/Isabel Chacón) Tfno. 91.350.96.22/ 91.787.03.00/ 687 72 02 82
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jueves, 28 de mayo de 2009
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